Desde ser deportado hasta pelearse con Yoko Ono por una galleta: las mejores anécdotas en el cumpleaños número 80 de George Harrison

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El «Beatle silencioso», el multifacético, el activista. George Harrison es parte fundamental de la historia de la música, marcando precedentes y rompiendo esquemas con su estilo místico y observador. En un nuevo aniversario de nacimiento, las redes del mundo recuerdan al artista.

El niño que quería ser músico

La historia de Harrison comienza en Liverpool, un 25 de febrero de 1943, en plena Segunda Guerra Mundial. Era el menor de cuatro hermanos en una familia católica y humilde. De niño no tenían baño en la casa, tal como lo contó en una de sus autobiografías, y se las arreglaban con una bañadera colgada en el patio.

A los 11 años conoció a Paul McCartney y de inmediato conectaron por su pasión por la música.

Ambos escuchaban a cantantes como Elvis Presley, Buddy Holly y Little Richards, que los inspiraban a buscar ese tipo de música con sus guitarras. Así, crearon un lazo que jamás se rompió, con historias de los días en que cruzaron de una ciudad a otra persiguiendo los últimos Long Play y a quienes supieran nuevos acordes.

Fue entonces que, en el año 1958, McCartney le presentó a un joven intimidante y de aspecto rudo: era John Lennon, de 18 años y con aire rebelde. Como un acto fortuito del destino, McCartney y Lennon se conocieron en 1956 y este último no perdió oportunidad en invitarlo a su banda, «The Quarrymen», el embrión de los Beatles.

Una noche fría, mientras los tres iban en la parte de atrás de un autobús, con sus instrumentos en el suelo, McCartney decidió probar suerte. Le contó a John que su buen amigo poseía un gran talento con la guitarra y le pidió que se lo mostrara. Y, después de ser rechazado por sus cortos 15 años, Harrison fue finalmente aceptado en el grupo.

Harrison, Lennon y McCartney en 1958.

De Liverpool a Alemania

Comenzaron a tocar en pequeños shows, con poca gente y en condiciones deplorables. Sin embargo, el talento de los tres florecía en cada melodía y eso llamó la atención. En 1960, la banda conformada por un Harrison menor de edad, Lennon, McCartney, Stuart Sutcliffe (amigo de John) y Pete Best viajó a Hamburgo, Alemania.

Allí tocaban todas las noches en cuatro clubes distintos, pero mayormente en el Kaiserkeller. Sin descanso, colmados de alcohol y anfetaminas, lograban cantar y pararse en el escenario ante numerosos borrachos. Al final del show, les arrojaban sillas como muestra de gratitud o simplemente porque así lo deseaban. Fue en uno de aquellos locos conciertos donde conocieron a quien sería luego el cuarto Beatle: Ringo Starr.

Mientras perfeccionaban sus habilidades musicales, también conocían el otro lado de la noche alemana. Prostitutas y mafiosos en las calles, drogas que les pasaban en bandejas al escenario y la supuesta ocasión donde Harrison perdió la virginidad en el cuarto que compartía con el resto del grupo.

Fueron días de unas noches agitadas. En 1962, deportaron a Harrison por ser menor de edad y a McCartney y Best los arrestaron por intento de incendio (prendieron fuego a un condón en el club donde tocaban).

Lennon, Harrison, McCartney, Best y Sutcliffe en Hamburgo.

El surgimiento de los Fabulosos Cuatro

Su estadía en Alemania no fue en vano, ya que forjaron una reputación que los llevó a tocar en mejores lugares. Mientras su fama crecía en Liverpool, Harrison se sentía relegado por la sombra de Lennon y McCartney.

Mientras tocaban en el club The Cavern, lugar que se mantiene hasta el día de hoy como un símbolo Beatle, conocieron a Brian Epstein, quien pasó a ser el representante de la banda.

Dejaron atrás la ropa de cuero, perfeccionaron sus peinados y se pusieron trajes como parte de la nueva imagen. Ringo Starr reemplazó a Pete Best como baterista y allí fue donde el grupo estuvo finalmente conformado.

Rápidamente, sus canciones circularon por Liverpool y luego por toda Inglaterra. En pocos meses, los Beatles ya eran un fenómeno de masas, imparables, frescos y rebeldes. La «beatlemanía» invadía las radios y tocadiscos de jóvenes que se sentían atraídos al nuevo sonido y ritmo que los hacía gritar de emoción.

Harrison comenzó a ser apodado el «beatle silencioso». No hablaba demasiado en las entrevistas y, mientras la fama crecía, también lo hizo la barrera que él puso para no ser aplastado por el ego que acarreaba tanta atención.

Él fue el primero en notar lo difícil que era tocar frente a grandes multitudes: a menudo no se oían y debían gritar por encima del tumulto para cantar.

Llegaron a pisar suelo estadounidense en 1964, en lo que los americanos llamaron «invasión británica». De hecho, Harrison contó años después que era el único de los cuatro que ya había visitado Estados Unidos, en 1963, con su familia.

Tocaron en el show de Ed Sullivan, llenaron el Estadio Shea como jamás nadie lo hizo, recorrieron el país, conocieron a su ídolo Elvis Presley y filmaron películas en el apogeo de sus carreras.

Los Beatles en su llegada a Estados Unidos, en 1964.

«Era mejor que ella estuviera con un amigo»

Durante la filmación de «A Hard Day’s Night» (1964) conoció a Pattie Boyd, su primera esposa. Mientras su vida se resumía en hoteles y shows en distintas ciudades, Harrison cultivó su lado compositor. Escribió canciones que sentía no estaban a la altura del dúo Lennon-McCartney y creía que ellos solo aceptaban lo que creaba por compasión.

Hacia 1967, tras la repentina muerte de Brian Epstein, el grupo comenzó a desintegrarse. Dejaron de ofrecer shows un año antes y se separaron artísticamente aún estando juntos. Cada uno tenía su idea y su identidad musical. Harrison lo tomó como una oportunidad para crecer y desplegar las alas, se acercó a la cultura india y experimentó con diferentes sonidos y sustancias.

Cuando conoció a Eric Clapton, vio en él al amigo que lo apoyaba e incluso alentaba a escribir. Junto a él tocó «While My Guitar Gently Weeps», canción que despertó el interés de sus compañeros de banda.

El propio Frank Sinatra llamó a «Something», una de las mejores canciones de amor que Lennon y McCartney han escrito, sin saber que el verdadero genio detrás era Harrison.

A fines de los 60, Eric Clapton se enamoró de Pattie Boyd. Pasaban tiempo juntos, mientras Harrison meditaba y peleaba con los miembros de la banda. Cuando Harrison lo supo, pasó del enojo a la comprensión: «era mejor que ella estuviera con un amigo, con alguien que estimo». Finalmente, ambos se separaron y Pattie se casó con Clapton en 1978.

El fin de una etapa

En 1969, el panorama de los Fabulosos Cuatro distaba de ser amigable. Todos tenían personalidades y aspiraciones distintas, que se remarcaron en el final, y ya no soportaban estar juntos en un mismo cuarto. En la grabación de «Let It Be», quedó reflejado el ánimo irascible que reinaba en el ambiente.

Rumor o no, existe una curiosa anécdota que involucra a Yoko Ono, esposa de Lennon, y a Harrison. Al parecer, el Beatle había dejado un paquete de galletas en el estudio de grabación y, mientras él estaba en algún otro lado, la mujer aprovechó para comerse algunas. «¡Acaba de comerse mis galletas!», supuestamente gritó Harrison cuando se dio cuenta y luego la llamó «perra». La historia se basa en la animosidad entre la artista plática y el músico, sin embargo nunca ha sido confirmada.

Para cuando Let It Be se publicó, en 1970, los cuatro pusieron punto final a una de las bandas más influyentes de la historia.

Todas las cosas deben pasar

Harrison continuó haciendo lo que le gustaba. Escribió grandes canciones como «Sweet Lord», publicó álbumes como solista, donde podía notarse el peso de la música india, y fue el primero de los Beatles en hacerlo.

En aquel período de tiempo, Harrison se liberó e hizo con la música lo que él deseó. Tocó disfrazado de pirata en 1975, para un programa cómico. Formó parte del supergrupo, «The Traveling Wilburys», con los reconocidos músicos Tom Petty, Roy Orbison, Jeff Lynne y Bob Dylan.

Con Olivia Harrison, su segunda esposa, tuvo su primer y único hijo: Dhani, quien muchos aseguran que es una réplica de su padre. Se refugió en la intimidad de su familia, cuando un hombre con problemas mentales ingresó a su residencia en Friar Park e intentó asesinarlo, en 1999. Recibió una apuñalada en el pecho, pero logró recuperarse con el tiempo, hasta su muerte en 2001.

A lo largo de los años, George Harrison obtuvo el lugar que siempre le perteneció como músico. Era un compositor talentoso y un observador inteligente, que lo llevó a crear una de las canciones con más reproducciones en Spotify: «Here Comes The Sun». El recuerdo de aquel joven silencio que supo cómo cantar para tocar el corazón de millones, continúa intacto en el mundo.

De izquierda a derecha: Dhani, Olivia y George Harrison.

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