El lugar que es sinónimo de música e historia. Así conocen a The Cavern, aquel sitio por donde los mejores de la industria pasaron, pese al pequeño espacio y al sudor que casi caía por las paredes. Fue el hogar de muchos y, especialmente, de una banda inglesa que comenzaba su magnífica carrera e iba dejando huellas que perdurarían en el libro mundial de la música. The Beatles tocó cientos de veces desde 1961 hasta el último show en agosto de 1963.
Fueron exactamente 291 presentaciones hasta el 3 de agosto de hace 60 años, siendo el último show de Los Beatles en The Cavern. Y ese concierto número 292 resultó especial. Esa noche, las sorpresas no faltaron, incluso para quienes afirmaron en su tiempo que fue un show «para el olvido». Hasta se cortó la luz.
A 60 años del último show de The Beatles en The Cavern
The Cavern era, casi literalmente, una cueva. Un sótano que se había inaugurado en enero de 1957, cuando en Inglaterra el rock and roll aún no enamoraba los corazones. Cuatro años después, La Caverna se convirtió en el lugar predilecto para las nuevas bandas, entre ellas, Los Beatles.
En ese contexto, la banda de Liverpool fue aumentando su popularidad. Creció fuerte a partir de la publicación de su primer disco simple (“Love me do”) y estalló en marzo de 1963, con la salida de “Please, please, me”, el primer álbum.
Para agosto, The Cavern ya era chico para ellos y Brian Epstein, representante de Los Beatles, ya estaba pensando en el desembarco en los Estados Unidos. Lo que ocurrió en febrero de 1964. Pero aquella noche del 3 de agosto de 1963 se transformó en la despedida agridulce de The Cavern.
El inico de la «Beatlemanía» en La Caverna
Mientras su popularidad crecía, así también lo hacía la cantidad de fanáticos que los iban a ver. Hacia el final, era casi imposible ingresar por los grandes tumultos de personas que aguardaban para ingresar y los tironeaban tanto que hasta le rompieron el saco a John Lennon.
Las entradas del último show se agotaron en media hora y las emociones estaban a flor de piel por lo que sería una noche que marcó la historia del grupo, aunque no lo supieran en ese entonces.
Casi no se podía respirar. El club estaba abarrotado de gente, algunos se desmayaron, el frío del invierno de las calles de Liverpool se había transformado en un calor insoportable dentro del club, la condensación hizo que las paredes transpiraran y la humedad empezó a formar charcos.
Nadie se electrocutó de milagro aunque fue inevitable que al enchufar y encender los instrumentos y amplificadores de Los Beatles, un cortocircuito hiciera saltar los tapones de The Cavern y se cortara a luz.
Sin energía eléctrica, prácticamente a oscuras en un sótano y con un público que no paraba de gritar por ellos, John, Paul, George y Ringo improvisaron una versión acústica de “When I’m Sixty-Four”. La canción que McCartney había escrito pensando en su vejez e inspirado en su padre y que recién fue editada en el álbum “Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band”.
Cuando volvió la luz, Los Beatles dieron su último show en The Cavern. Los esperaban años de grandes escenarios y estadios, pero no menos ruidos ni griteríos ensordecedores, antes de dejar de tocar en vivo y convertirse para siempre en una banda de estudio.
Por Rocío Di Marco
